lunes, 8 de noviembre de 2010

Un dolor de cabeza


Riquelme volvió y fue el mejor de Boca, pero Argentinos le enchastró la fiesta en una ráfaga. Gentiletti y Rius fueron los héroes menos pensados de la noche. Los hinchas de Boca se fueron exigiendo ganar el superclásico...



Lo que parecía ser un reflector, potente, incandescente, no debería, a la luz del resultado, convertirse en una simple lamparita de un velador. El regreso de Riquelme estuvo enchastrado por los gritos menos pensados. Esa media vuelta de Gentiletti, en medio de una confusión tras un tiro libre. Ese puntinazo de Rius, luego del rebote que dio Lucchetti tras un remate de Romero, en una contra, al toque del primer mazazo, cuando el partido parecía extinguirse y recién entonces, sí, apagarse definitivamente para Boca, y brillar para Argentinos. Pero el esperado retorno de Juan Román ayudó a Boca. Suena raro en una derrota, pero fue así.
No la descosió, ojo. Pero por peso específico, lectura del juego y utilización del cuerpo para zafar de la marca pegajosa que le proponían Basualdo y Mercier, el 10 se transformó en el eje. Boca, sin ser una maravilla, mejoró. Como se esperaba. Sin embargo, se encontró con un Argentinos paciente, que basó su espera en el orden, que intentó salir rápido. No hubo fórmula mágica para el triunfo. El empate era un castigo para el equipo de Borghi por no convertir las tres o cuatro jugadas claras que tuvo. La derrota fue como si alguien irrumpiera en medio de una fiesta para cortar la música.
Riquelme, tras casi seis meses, mostró que la pegada está intacta. Córner en el travesaño. Pase limpito para Palermo, para Giménez, para Viatri, para Palermo otra vez. La más clara, junto con el casi gol olímpico, fue un frentazo de Palermo que Navarro sacó al córner. ¿Argentinos? Fue la personalidad de Ortigoza, la energía de Rius, la ubicuidad de Mercier y el ensamble del fondo. Y, sí, le alcanzó para que Boca sufriera su cuarta derrota como local en el torneo. Vaya si lo gritó Argentinos. Y vaya si, enojados, los hinchas de Boca se hicieron sentir en el final con “el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”. Así de golpeados estaban: el superclásico será un martes…

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